1875-76 Alfonso XII: sin Constitución ni legitimidad divina

Al derrocamiento de Isabel II en 1868 sucedieron unos años muy convulsos: la llegada del Gobierno Provisional, el breve reinado de Amadeo y la 1ª República, todo ello junto a la primera guerra carlista y las insurrecciones cantonales. En enero de 1874 el general Pavia entró en las Cortes de la 1ª República y las disolvió y , finalmente, en diciembre de 1874 tuvo lugar el pronunciamiento del General Martínez-Campos provocando la restauración de la monarquía borbónica, con el hijo de Isabel II, Alfonso XII. Dándose por finalizada la 1ª República y el llamado Sexenio Revolucionario (1868-1874).

En enero de 1875 Alfonso XII fue proclamado Rey de España por las Cortes, sin embargo, aún no existía ninguna Constitución que le respaldase, por lo que en las primeras monedas que se acuñaron a su nombre, no aparecía ningún tipo de legitimación, ni la Constitución (que si aparecía en las monedas de Isabel II), ni la legitimación divina, ya que tampoco aparece la expresión «POR LA GRACIA DE DIOS».

Por segunda vez, un rey de España no indicaba en una moneda su legitimidad divina, la primera fue en las monedas de Amadeo I de Saboya.

En el reverso, aparece, al igual que en las pesetas del Gobierno Provisional y de Amadeo de Saboya, el peso y la ley de la moneda, el peso de la moneda es de 25 gramos, y tiene 37 milímetros de diámetro. En la leyenda se indica que 40 monedas equivalen a un kilo. La ley son 900 milésimas (90% de la moneda es de plata).

El escudo vuelve a ser el resumido y tradicional de los Borbones, con escusón de las flores de Lis en el centro, en él sólo aparecen representados los reinos de Castilla, León y Granada. A diferencia de los escudos de las monedas del Gobierno Provisional y Amadeo de Saboya, donde si aparecían los cinco reinos históricos peninsulares. En las monedas posteriores de Alfonso XII si que aparece el escudo completo con todos los reinos.

Es importante destacar que en todas las monedas de plata penínsulares aparecen las Columnas de Hércules, que empezaron a figurar en el trienio liberal de Fernando VII y en las monedas acuñadas el Gobierno Provisional.

En 1876 se aprobó la Constitución y Alfonso XII pasó a ser rey constitucional, por lo que se acuñaron nuevas monedas indicando el respaldo constitucional de la monarquía.

En los dos primeros años de Alfonso XII, destacó su presencia en Navarra en la guerra entre el ejercito liberal que respaldaba la Restauración Borbónica y las tropas absolutistas del pretendiente Carlos VII, en el marco de la tercera guerra carlista. Finalmente Carlos VII fue derrotado en 1876, poniéndose fin a cinco años de guerra civil.

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